Si tomamos los datos estadísticos del tejido empresarial de España en la actualidad, la realidad describe una situación en la que entre autónomos y micro-pymes representan más del 90% de las unidades empresariales, «empresas» de España, es decir el 90% de estas unidades tienen menos de 10 trabajadores en su plantilla.
Es fácil con éstos números entender la importancia ineludible de que una gran parte de los esfuerzos en la lucha por crear y mantener empleo debe ir relacionado con la ayuda a este tipo de «empresas», que en muchos casos asumen riesgos importantisimos, jugándose el patrimonio personal y familiar, manteniendo en muchos casos a duras penas puestos de trabajo no rentables y con unas Cotizaciones Sociales muy elevadas e incrementándose.
Por ello, hace unos días poníamos en duda la medida de la tarifa plana de los famosos 100 euros, puesto que puede ser un arma de doble filo si las cosas no van bien en unos meses para este tipo de empresas con delicadas situaciones y un contexto económico del todo incierto.
Entendemos que por parte de los responsables de las políticas económicas deben incentivar este tipo de medidas con duración de medio plazo, pero para las empresas pequeñas, aquéllas en las que los despidos suelen ser siempre la última de las opciones y tras una carga para sus dueños, sin penalizaciones por imposible cumplimiento.
Es un colectivo tan inmensamente grande que debe ser tenido en cuenta, porque es el único que verdaderamente nos sacará de la crisis, por lo que medias como las citadas SI, pero sin condiciones de futuro y unido todo ello a otras medidas que generen consumo y estabilidad, para así poder dar continuidad a esos puestos de trabajo. El objetivo debe ser claro: crear puestos de trabajo con medidas incentivadoras y mantenerlos con políticas estabilizadoras.
Si fomentamos ésto y cada autónomo y micro-pyme es ayudada a crear 1 puesto de trabajo, y éste se pudiera mantener en el tiempo, según lo datos del peso de éstos, las conclusiones sería bien sencillas…
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